Por Adriana Flores.
La obra trata cuestiones básicas de la disciplina que llamamos Economía Ecológica, algunos de sus instrumentos y abordajes principales, como así también sus relaciones con las formas de explotar los recursos naturales en la agricultura y los sistemas alimentarios.
Walter Pengue Es Ingeniero Agrónomo Fitotecnista, Máster en Políticas Ambientales, Doctor en Agroecología y Biotecnología Agrícola, y desde niño soñaba con producir nuevos granos que ayudaran a combatir el hambre en el mundo. Posteriormente, comprendió que el hambre no es un problema de producción, sino de distribución, y que son otras las cosas que están dentro del sistema alimentario.
El entrevistado, nos cuenta la importancia de la agroecología y la economía ecológica, alternativas de producción a los que él denomina “los intangibles” ambientales y sociales que previamente no se veían, aquello que la sociedad hasta hace poco tiempo no venía evaluando, vinculado con la forma de explotación de los recursos naturales.
Refiere que, con este basamento, el libro hace un análisis de las relaciones entre el sistema alimentario y la forma de utilizar dichos recursos (especialmente la tierra, el agua y los recursos genéticos a los que actualmente se le suman las interrelaciones con la demanda energética y el cambio climático).
Está escrito en un lenguaje simple de comprender, incluso para alumnos de escuelas primarias; es de distribución libre y gratuita ya que el objetivo principal de la investigación es la socialización del conocimiento de las líneas del trabajo que todavía parecennovedosas.https://ppduruguay.undp.org.uy/wp-content/uploads/2023/04/Economia-Ecologica-Recursos-Naturales-y-Sistemas-Alimentarios.-Quien-se-Come-a-Quien.pdf
Si bien la Economía Ecológica es una disciplina científica que nació hace pocas décadas, recientemente está teniendo una incidencia importante y útil en la sociedad global. Considera, que se necesitan políticas vinculadas con temas agrícolas y ambientales, debido a lo que está sucediendo en ese orden de cosas con la gran agricultura y con el uso intensivo de agroquímicos y fertilizantes sintéticos que impactan sobre la sociedad.
Nos muestra a la Agroecología como una de las herramientas disponible tanto para el productor como para el consumidor, porque la producción agroecológica reduce el gasto en insumos y fortalece el consumo local, beneficiando al comprador con productos de buena calidad, a buenos precios y con grandes beneficios en la salud, respecto de un producto industrializado. Se deben cambiar las estructuras, con gente capaz que pueda gestionar y de forma adecuada, los recursos para el tratamiento de temas ambientales, desde lo local hasta lo nacional.
Insiste en la necesidad de revertir la situación actual conjuntamente a las nuevas generaciones que se encuentran mejor informadas al respecto, que demandan a la agroecología como alternativa, nuevos tipos de producción, disminución de la carga en el uso de insumos externos, etc. La economía ecológica -como disciplina de gestión de la sustentabilidad- no va a brindarnos soluciones por sí sola, siendo imprescindible el compromiso de la sociedad.
Para finalizar asegura que “el sistema alimentario debe ser abordado desde su complejidad y no en la búsqueda de soluciones aisladas, integrando la riqueza de la diversidad productiva, entre los productores, los agricultores, los investigadores y por supuesto, con el aporte de cada uno de nosotros”.