Claudio Hugo Lepratti nace en Concepción del Uruguay, 27 de febrero de 1966 y es asesinado en Rosario, el 19 de diciembre de 2001, conocido como «Pocho» y «El Ángel de la Bicicleta», fue un militante social argentino, asesinado por la policía de la Provincia de Santa Fe, durante la crisis de diciembre de 2001 en Argentina. Su historia se volvió conocida a nivel nacional gracias a la canción «El ángel de la bicicleta», compuesta por Luis Gurevich e interpretada por León Gieco, y lanzada como sencillo de su álbum Por favor, perdón y gracias (2005).
Entre 1983 y 1985 estudió Derecho en la UNL (Universidad Nacional del Litoral) como alumno libre. En 1986 ingresó como seminarista en el Instituto Salesiano de la localidad de Funes ―unos 15 km al oeste de Rosario― y eligió la carrera religiosa de «hermano coadjutor».
En 1991 abandonó el seminario, fijando su domicilio primero en el barrio Empalme Graneros y un año después en el cercano barrio Ludueña, donde colaboró en la tarea de contención social de los adolescentes humildes del barrio, donde comenzó a participar activamente de las organizaciones de base, que durante más de veinte años promovió el sacerdote Edgardo Montaldo. Al mismo tiempo militaba gremialmente en la «cocina centralizada» de Rosario, donde fue delegado y participó de la histórica carpa como uno de los tantos trabajadores que fueron despedidos como represalia por su actividad sindical.
Participó y promovió la formación en más de veinte grupos de niños y jóvenes de las barriadas populares de Rosario, siendo la primera agrupación La Vagancia. Dio clases de guitarra en la música popular. Se encargó de la creación y redacción de la revista El Ángel de Lata.[cita requerida] Coordinó labores con otros grupos sociales, como el movimiento Chicos del Pueblo y con todas las comunidades eclesiales de base, como Poryajhú (‘pobres’ en guaraní, y el grupo Desde el Pie. Además participaba activamente como delegado de base de la ATE (Asociación Trabajadores del Estado) de Rosario y como congresal de la sucursal Rosario de la CTA (Central de Trabajadores de la Argentina).
A fines de 2001, Pocho Lepratti trabajaba como auxiliar de cocina en el comedor de la escuela número 756 «José M. Serrano» del barrio Las Flores, un humilde barrio del sudoeste rosarino. El 19 de diciembre, en medio de la crisis del 2001, que terminaría con la caída del presidente Fernando De la Rúa, varios policías que llegaron desde la ciudad de Arroyo Seco ―a 30 km al sur de Rosario― comenzaron a disparar en el fondo de la escuela. Lepratti subió al techo para defender a los menores que en su interior se encontraban comiendo. Se asomó gritando:
¡Paren de tirar, hijos de mil p**, hay chicos acá!
El agente Esteban Velásquez abrió fuego con su escopeta cargada con balas de plomo, acertándole con una posta en la tráquea, lo que le causó a Lepratti una muerte instantánea.
El hecho motivó el procesamiento y posterior condena a 14 años de prisión para Esteban Velásquez, dictada por el juez de sentencia n.º 3, Ernesto Genesio, con el cargo de homicidio agravado por el uso de arma. Además, tanto Velásquez como la provincia de Santa Fe fueron condenados a resarcir económicamente a los familiares de la víctima por los daños y perjuicios causados, con 145 000 pesos (unos 50 000 dólares estadounidenses de 2009)
La Dirección de Asuntos Internos de la policía provincial había reconocido en un informe que «el asesinato del militante social Lepratti ocurrió fuera de la zona de saqueos y en los fondos de una escuela», y que «no se justifica haber efectuado los disparos reconocidos, ni siquiera en carácter intimidatorio».
Los policías acusados argumentaron que habían abierto fuego porque habían sido atacados a balazos por vecinos apostados en el techo de la escuela. El vehículo policial tenía efectivamente marcas de balazos, pero todos habían sido realizados a nivel del suelo. El juez Julio García condenó a otros cinco policías (Marcelo Arrúa, Rubén Pérez, Daniel Braza, Roberto De la Torre y Carlos Alberto de Souza) por falsedad ideológica y encubrimiento agravado, ya que «balearon y destruyeron el patrullero para simular un ataque y alegar que actuaron en su defensa».
Aparentemente una testigo recogió un cartucho naranja, que corresponde a la munición de plomo y lo entregó a los investigadores policiales, pero éstos le entregaron a la Justicia un cartucho verde, que corresponde a las municiones de goma.
Desde ese momento Lepratti se convirtió en símbolo de la resistencia de los sectores más vulnerables de Rosario.
El trabajo nos hace ascender como personas, mientras que la falta de trabajo nos incita a la violencia, a la droga, a la delincuencia.
Pocho Lepratti.