Norita, como se la llamaba cariñosamente, fue una madre valiente que dedicó su vida a buscar justicia y verdad para su hijo Carlos Gustavo, secuestrado durante la última dictadura militar. Su compromiso y su lucha incansable la convirtieron en un símbolo de la defensa de los derechos humanos en nuestro país.
Nora Cortiñas, cofundadora de Madres de Plaza de Mayo, murió hoy a los 94 años, según confirmó su familia en un comunicado. Según especificaron, su fallecimiento se produjo a las 18:41.
Norita, como se la llamaba cariñosamente, fue una madre valiente que dedicó su vida a buscar justicia y verdad para su hijo Carlos Gustavo, secuestrado durante la última dictadura militar. Su compromiso y su lucha incansable la convirtieron en un símbolo de la defensa de los derechos humanos en nuestro país.
Había sido intervenida quirúrgicamente el pasado 17 de mayo en el Hospital de Morón por una hernia que se sumó a otras patologías que agravaron el cuadro.
“Su especial sensibilidad y su ideario indiscutido en defensa de las y los que menos tienen hizo que se ganara el respeto y cariño incondicional de los pueblos”, señala el comunicado. “En tal sentido, queremos transmitirles que Nora estuvo acompañada y sostenida por el amor de su familia hasta el último momento y agradecemos todas las expresiones de reconocimiento y afecto que ella recibió a lo largo de su vida, y que a nosotros nos abrazaron amorosamente en estos días tan difíciles”.
“Profundamente preocupada en estos tiempos por la grave situación que atraviesa nuestro país y dispuesta siempre a estar presente allí donde hubiera una injusticia, Norita luchó hasta último momento por la construcción de una sociedad más justa. Nos queda el orgullo de haber compartido su vida, su impronta y su enseñanza que dejarán en su familia y en la sociedad una huella imborrable”, añade.
Una vida dedicada a la defensa de los derechos humanos
Conocida como Norita y apodada la “madre de todas las luchas” porque le ponía el cuerpo a todos los reclamos contras las injusticias, en los últimos tiempos se movía ya en silla de ruedas pero siempre con una sonrisa en el rostro y el pañuelo verde del aborto legal anudado a su muñeca.
Su hijo Carlos Gustavo Cortiñas, militante de la Juventud Universitaria Peronista (JUP), fue detenido y desaparecido en Castelar, provincia de Buenos Aires, el 15 de abril de 1977. En ese momento, era estudiante universitario, trabajaba en el INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censo), tenía 24 años, estaba casado y tenía un hijo pequeño.
Un fuerte compromiso social lo había llevado a desarrollar una militancia social en la Villa 31 en el barrio de Saldías. Ahí conoció al Padre Mujica y comenzó a participar de su obra y a militar.
A partir de la desaparición de su hijo, Nora Cortiñas comienza su búsqueda incansable. Es co-fundadora de Madres de Plaza de Mayo y de la Asociación Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora. Desde un principio, tomó consciencia de la importancia de la lucha colectiva.
Nació en Buenos Aires el 22 de marzo de 1930 como Nora Morales. Se casó muy joven con Carlos Cortiñas y tuvo dos hijos: Carlos Gustavo y Marcelo Horacio. En ese entonces, se ocupaba de las tareas del hogar y era profesora de alta costura.
Como en muchos otros casos, su rutina familiar cambió drásticamente cuando secuestraron a su hijo. “Perder un hijo es siempre una tragedia, pero hay que elaborarlo para no quedar prendida en ese laberinto y poder ayudar a quienes están en la misma situación. La soledad nunca es buena receta si se quiere saber la verdad”, señaló.
En 1980, las Madres empezaron a usar el pañuelo blanco en la cabeza con el nombre y el apellido del familiar desaparecido bordado. Surgió como una forma de reconocerse entre ellas en una peregrinación a la Basílica de Luján. Al principio, no era un pañuelo, sino un pañal de bebé. Y así surgió el que sería el símbolo de las Madres de Plaza de Mayo.
Cortiñas estudió y se recibió de psicóloga social y era titular de la cátedra libre Poder Económico y Derechos Humanos de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y titular de la materia curricular y optativa Poder Económico y Derechos Humanos para la carrera de Contador Público en la Facultad de Ciencias Económicas.
Dictó cursos en universidades, colegios secundarios, centros de estudios y asociaciones de profesionales, organizaciones civiles, sindicales y vecinales y participó en incontables congresos internacionales.
Viajó por todo el mundo llamando la atención sobre las desapariciones en Argentina y buscando apoyo para la lucha por la defensa de los derechos humanos.
“Los 30.000 desaparecidos van a descansar en paz si la lucha continúa, si sabemos toda la verdad de lo que pasó, si hay justicia con condena perpetua y efectiva para los genocidas en cárceles comunes, si no olvidamos. No pudieron cortar todas las flores, la verdad empieza a emerger desde la tierra”, decía.
La causa de Norita comenzó a ampliarse y puso cuerpo y alma también en la lucha por la liberación de las mujeres y el respeto a las minorías sexuales, religiosas y culturales, entre muchas otras. Era habitual verla en las marchas feministas, en las protestas contra la ocupación de Palestina o en los actos en favor del cannabis legal, entre otras.
Fue distinguida con los títulos de Doctora honoris causa por la Universidad Libre de Bruselas en el año 2000, la Universidad de Salta en 2004, y la Universidad de Buenos Aires en 2012.
“Nosotras ya no somos madres de un solo hijo, somos madres de todos los desaparecidos. Nuestro hijo biológico se transformó en 30.000 hijos. Y por ellos parimos una vida totalmente política y en la calle. Los seguimos acompañando, pero no de la misma manera como cuando estaban con nosotras: revalorizamos la maternidad desde un lugar público”, aseguraba
CRM
FUENTE: elDiarioAr