Murió León Pomer, el historiador argentino del genocidio paraguayo

En su investigación pionera “La guerra del Paraguay: Estado, Política y Negocios” (1968), León Pomer revisó la historia oficial de los vencedores de la Guerra de la Triple Alianza, los miilitares de la Argentina, Brasil y Uruguay que exterminaron el 90& de la población masculina del Paraguay. Casi centenario, dedicó su vida a recuperar la memoria del crimen y la identidad de la víctima.

El historiador argentino León Pomer falleció casi centenario el pasado 22 de may. Investigador infatigable, autor y docente universitario, en su obra hoy clásica La guerra del Paraguay: Estado, Política y Negocios, ´fruto de años de trabajo y publicada en 1968), había abierto el camin a la revisión de los crímenes de guerra y de los delitos de lesa humanidad cometidos en en los seis años de ofensiva militar del Imperio de Brasil y las Repúblicas Argentina y Oriental del Uruguay, con el apoyo del Reino Unido de Gran Bretaña por detrás contra la República del Paraguay. Entre 1864 y 1870 se extendió lo que los vencedores llaman Guerrra de la Triple Alianza y los vencidos Guerra Guazú. En guaraní, guasú es grande. Enorme, como la catástrofe demográfica que significó el fin de la guerra genocida para la nación paraguaya.

Una vida reescribiendo la versión de los vencedores desde la perspectiva de los vencidos

Pomer escribió profusamente. A su obra fundamental se añaden Cinco años de guerra civil en ArgentinaSurgimiento de las NacionesEl GauchoHistoria da América Hispano-Indígena, La corrupción, una cultura argentina, entre otros títulos. Fue profesor titular en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad del Salvador, en la Argentina. Con la dictadura militar conoción el exilio Pasó en Brasil esos años. Fue catedrático en la Universidad de Campinas y en San Pablo fue profesor de la Universidad estadual y de la Pontificia Universidad Católica. 

En el último cuarto del siglo XX, no había todavía en el Río de la Plata memoria de los crímenes que los ejércitos argentno y uruguayo habían cometido río arriba en el último cuarto del siglo anterior. A encender la memoria de queienes vencieron no sin crimen y a recuperar la identidad del pueblo víctima se dedicó, documentándose ampliampente, el historiador Pomer. En cálculos inciertos hasta un millón de paraguayos y paraguayas podrían haber muerto durante la guerra; de la población masculina, el 90% del total. Fue Pomer quien comenzó a revisar desde la teoría crítica la historia oficial de los vencedores. Abrió un camino que después profundizaron otros ayudando a echar luz sobre los intereses en conflicto en la contienda. Patria o colonia era la dicotomía del gobierno paraguayo de entonces y la bandera que enarbolól su resistencia.

Una vocación por la historia y la memoria

En una gran entrevista de Armando Almada Roche titulada “León Pomer: La guerra del Paraguay gran negocio” (2) el historiador le expuso: “Yo no soy lopista ni antilopista. A mí me interesa la historia, el verdadero magma de su formación; con sus virtudes y defectos. Me considero un historiador serio, que lleva años, décadas, investigando en los archivos más importantes del mundo. Obran en mi poder una inimaginable cantidad de documentos sacados y copiados de Itamaraty, Londres, Argentina, Uruguay. De Inglaterra he comprado docenas de microfilmes sobre la Guerra de la Triple Alianza, que en mis libros sólo he usado una mínima parte”. Para continuar después: “”Todavía tengo material para cuatro o cinco libros de más de 500 páginas, y aun así me quedarían muchos documentos. En estos momentos estoy trabajando en varias obras que, seguramente, las daré a conocer muy pronto».

Y sigue: «Inglaterra fue la principal responsable de la guerra del Paraguay…. Los personeros, los instigadores, los “sicarios o mercenarios” de esa guerra cruel e inhumana fueron Bartolomé Mitre y sus secuaces. Inglaterra puso el dinero y sus condiciones. Solano López era un auténtico patriota, desde luego, pero también un soberbio con ínfulas napoleónicas. Su más grave error, me parece, fue ser tozudo y poco diplomático. Otro de los motivos que le jugó en contra fue su inexperiencia y juventud. Se quería llevar el mundo por delante, con o sin razón. Y también estaba Madame Lynch, a quien muchos tildaron de cortesana, y otros afirman que no era una mujer de vida fácil. En el fondo, eso no es lo que importa“.

Historia de una pasión argentina por el Paraguay

El historiador nacido como León Pomerantz, que más tarde adoptó el Pomer con el que hizo su vida pública, le contó a María Victoria Baratta en 2011 cómo nació su interés en un tema que cruzaría toda su existencia. En esa entrevista recordó: “Allá por 1960 hice un viaje con un amigo a Misiones; de Posadas cruzamos a Villa Encarnación en Paraguay y empezamos a recorrer los pueblos, camino a Asunción. Me llamaron la atención los cantores populares, gente muy humilde que acompañada por el arpa y la guitarra evocaban una guerra terrible. Pensé que era la del Chaco (1932-1935)”-

Para continuar, “llegamos a Asunción donde el antropólogo Miguel Chase Sardi me inició en los misterios de la historia paraguaya y en el ”revisionismo histórico“; me presentó a Juan O´Leary, un paraguayo entero de ascendencia irlandesa, uno de los iniciadores del revisionismo, que debía tener muchos años, acaso 90, pero muy bien plantado. Me habló largamente de una guerra que yo desconocía. Fue de los primeros en reivindicar a (José Gaspar Rodríguez de) Francia y a ambos López, Carlos Antonio y Francisco Solano… Quedé intrigado: aquella guerra no se había extinguido, tenía una poderosa presencia. En Buenos Aires empecé a leer cosas sobre el tema, una literatura que expresaba el punto de vista de los vencedores. Entre tanto no me abandonaba la idea de lo catastrófico que debió haber sido aquel conflicto: Habían pasado 90 años (18709-1960) y todavía la gente lloraba un Paraguay perdido: había una gran herida y estaba abierta. En Asunción conocí historiadores, o candidatos a serlo, que odiaban a Solano, a su padre y a Francia. O´Leary me abrió otro panorama”.

A su regreso de ese viaje comenzó a trabajar en la revista La Rosa Blindada. Este era un importante espacio de la izquierda argentina donde publicó sus primeros trabajos, sobre Juan Bautista Alberdi, el Chacho Peñaloza y Bartolomé Mitre. En la continuidad de su diálogo con la investigadora en el 2011 reflejó aquel momento de su vida: “Mientras tanto investigaba sobre la Guerra del Paraguay. Dividía mi tiempo libre entre el Archivo de la Nación y el Museo Mitre. Empecé a trabajar concretamente en el libro en 1963; quedó terminado a fines de 1967 y fue publicado en 1968 en plena dictadura de Onganía. Obviamente la dictadura frustró La Rosa… la revista andaba muy bien, tenía influencia y agrupaba gente que después se destacaría en diversos ámbitos de la cultura como Norma Aleandro, Oscar Ferrigno, Carlos Gorriarena, Andrés Rivera y muchos otros”.

La capilla ardiente del Gauchito Gil

Su colega historiadora Fátima Rodríguez le preguntó al entrevistar a León Pomer en 2008 en Asunción sobre la posición del pueblo argentino, en la Guerra Guasu, diverrsa, y opuesta a las de las élites económicas del país y a la conducción políttica del gobierno del presidente y general Bartolomé Mitre. La respuesta de Pomer es matizada. En Cinco años de Guerra Civil en Argentina Pomer se refiere a una resistencia en la Argentina a la Guerra. Esa resistencia fue en todo el país. Por supuesto, en Corrientes, y el país hizo un santo del gauchito Gil “En el área guaranítica había una cercanía muy grande, una cercanía cultural y étnica inclusive con el pueblo del Paraguay. Porque de alguna forma, provienen de la misma etnia guaranítica. Pero en otras regiones, donde no había ese tipo de relaciones, la gente de pueblo no sentía ninguna necesidad, ningún apego de ir a la guerra, porque no era la guerra de ellos”.

 

León Pomer murió casi centenario, y antes visto claro no sólo sobre la Guerra de Paraguay. Supo que, como él lo dice, “el mismo ejército argentino, que fue enviado al frente para ‘matar paraguayos’, después fue retirado para matar argentinos”. Falsificada la historia de lla guerra y obliterada la memoria de las víctimas y del crimen, fue menos difícil que las élites pasaran del genocido del siglo XIX a los crímenes de lesa humanidad del siglo XX.

AGB

FUENTE: elDiarioAr

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