En el marco de los trabajos de bioconstrucción realizados recientemente en el Paraje Armonía -ubicado en el acceso al Parque Nacional El Impenetrable- entrevistamos a Ricardo Tamalet: “Estamos volviendo a construir como se construía tradicional y popularmente”.
El bio constructor a cargo de las obras, una huerta comunitaria y una casa con depósito para producción para abastecer los emprendimientos gastronómicos y turísticos de la zona con los alimentos agroecológicos, trabajó junto a un grupo de personas que llevan adelante este tipo de proyectos que, por otra parte también busca promover la seguridad alimentaria.
Preguntado acerca de qué es la bioconstrucción, la describe como lo que antes se denominaba construcción natural y que actualmente también contempla el uso de materiales reutilizables. Considera que el emprendimiento responde a la toma de conciencia y sustentabilidad, sobre todo en proyectos donde intervienen comunidades, como sucede en este caso.
Explica que la técnica utilizada para la fabricación de la casa y depósito, fue la denominada ‘quincha en bastidores ensamblados’ que consiste en una estructura de madera que luego se rellena con paja, arcilla y arena, para finalmente revocarla con materiales naturales y de la zona, y que en este caso no se utilizaron techos verdes sino techos de chapa, para poder recuperar el agua de lluvia y usarla para el consumo.
Los trabajos realizados por un grupo de aproximadamente diez personas, comprendieron también las instalaciones eléctricas, de agua y la preparación para futuras conexiones de gas.
Ricardo destaca que La bioconstrucción o construcción natural, gasta el 5% de la energía necesaria para hacer una casa de forma convencional, donde se requiere cocinar ladrillos, temperaturas altísimas para producir cemento, el transporte por ruta de los materiales con su gasto de combustible y contaminación, el uso del acero, el aluminio, etc., Todo eso comúnmente no se piensa en relación a los gastos energéticos y económicos que acarrean, en un contexto mundial de calentamiento global alarmante.
Acerca de las ventajas de construir una vivienda en forma natural, señala el ahorro energético que permiten los materiales naturales respecto de los materiales industrializados y el hecho de que casi no necesitan mantenimiento. Además, aportan aislación térmica, acústica y sobre todo permiten rescatar la cultura y la tradición de poder fabricar nuestros hogares con materiales naturales.
Nos comenta de las capacitaciones destinadas a poder responder a las problemáticas de cada zona, con el uso de materiales nobles, sustentables y adaptar así la construcción natural para hacerla funcional a cada lugar en particular, con su clima, los materiales disponibles, etc.
Refiere que “estamos volviendo a construir como se construía tradicional y popularmente” y que se intenta un retorno a la construcción comunitaria, donde “construir comunitariamente para que cada comunidad pueda ayudarse a construir un hogar sabiendo que se lo puedo lograr mediante la utilización de materaiales naturales”.
Según estudios, se considera que el sector de la construcción consume más energía que el sector de la industria y el transporte, por el uso de mayores cantidades de materiales tóxicos.
En tiempos donde es necesario no solo cambiar de rumbo en la producción, sino que también se vuelve necesario conectar con ideas biodinámicas, ser más consciente y comprometerse con tener un hogar sano y eficiente tanto para las familias como para el medio ambiente, es crucial. Proyectos como los de la bioconstrucción -con los que se pretende dar respuestas a las problemáticas actuales- nos vienen a recordar que somos parte de la naturaleza y que debemos vivir y evolucionar en comunión con ella.