República Argentina, país bicontinental, bioceánico y multicultural. En la imagen me falta la Antártida, que no me entraba en este formato. La confección del presente mapa ha sido posible gracias a información obtenida, ya sea mediante fuente primaria directa (trabajos de campo), ya sea por otras vías (documentos, etc.), de los paisanos Wichí, Qom, Lule, Sanavirón, Moqoit, Mby’á y Avá Guaraní, Pazioca-Cacán, Hênîa-Kâmîare, Huarpe, Charrúa, Chaná, Timbú, Het, Günün a künnä, Huarpe, Pewenche-Chikillán, Aönik’enk-Mech’arn, Shelk’nan, Pitte’laalé’ec, Tapy’y, Nivaclé, Rankülche, Kolla, Omaguaca, Iyojwa’ja e Iyo’wujwa, Ocloya, Tonokoté, Uakambalelté, Avipón, Tilián, Chicha, Quechua, Tastil, Reche, y los que se me escapan, disculpas, en afán de citarlos a todos por mis omisiones. Hecho en base a caminar y palpar los territorios, a la confianza de abuelitas y abuelitos informantes con una gran sabiduría, cacique Wüsüwül Wirka a Pana y hermano americano de Abya Yala Ciro Chónik.
En muchas provincias pluriétnicas, tuve que reducir y tomar alguna decisión arbitraria y discutible para elegir el nombre. Perdón.
No obstante, este mapa no deja de ser controversial, pues la división política y la conformación de la Nación no se condicen con ello, pero es lo que tenemos para agarrarnos y sentirnos todos argentinos, y es lícito también osar en redefinir conceptos.
Gracias de nuevo a quienes hicieron posible este atrevimiento cartográfico para derribar ghettos y construir a base de amor y laburo.
Por: Luis Blaugen-Ballin
Compartian: Elda Irma Pignaton – Diego G. Piedrabuena –