Luego de 11 años del asesinato de Juan Carlos Rivero –“El Kili, un niño correntino de 4 años-, el Tribunal Oral Penal de Goya condenó mediante sentencia N° 52/23 a 3 años de prisión condicional al productor tomatero Oscar Antonio Candussi por el delito de Homicidio Culposo, previsto y penado por el artículo 84 del Código Penal.
Uno de los integrantes de la organización socioambiental que acompañó a la familia del niño, “Guardianes del Iberá”, sostuvo que esta es “una condena totalmente insignificante e injusta, pero lo importante es que se lo declaró culpable y salió a luz esa verdad, a la cual la defensa de Candussi trató de tapar, diciendo que la misma familia lo había matado al niño con agrotóxicos”.
El acusado y luego declarado culpable “llevará sobre sí la culpa de ser el homicida de Kili, no tanto por lo que dictaminó la justicia, sino porque la verdad prevaleció: Los Agrotóxicos Matan” sentencian desde la Organización socioambiental Guardianes del Ibera en sus redes sociales.
Uno de los testigos de la causa, Emilio Spartaro -Licenciado en gestión ambiental- dejó claro en pocas palabras al desafío que estamos expuestos como sociedad: “Ningún productor puede aducir que no conocía los riesgos de usar agroquímicos en 2012”.
Emilio Spartaro, testigo tanto en la causa de Nicolas Arévalo -otra niño víctima por intoxicación con agrotóxicos- como ahora en la causa de José Carlos “Kili” Rivero, nos cuenta su experiencia en este tipo de causas que le están empezando a arrojar luz a lo insostenible del modelo productivo en nuestro país: “El 04/04/2011 era asesinado por las fumigaciones Nicolás Arévalo, a raíz de ello realizamos un intenso trabajo de divulgación relevamiento y difusión sobre los riesgos mortales que implica el uso de agroquímicos, pese a esto el 12/05/12 lamentamos la muerte de “Kili” Rivero por las mismas causas, hechos que hoy están siendo juzgados”.
La última cita de esta nota fueron las palabras de Spartaro, oficiando de testigo en el juicio en Goya efectuado los primeros días de este mes. El trabajo y la entrega de profesionales y ciudadanos que no se resignan ante la difícil situación nacional, nos pone en un lugar crucial, por lo que la exigencia al Estado de regulación ambiental y control urgente a laboratorios y empresas que introducen estos paquetes tecnológicos, como en ningún otro país -Argentina tiene el récord mundial en la utilización de agrotóxicos-, será en gran parte lo que nos describa como sociedad.