Investigadores de universidades públicas de Argentina aseguran que las megagranjas porcinas, como las que el Gobierno impulsa con China, generan enormes consecuencias sanitarias y ambientales. El riesgo de nuevos virus, más desmontes y un modelo que profundiza la dependencia.
“No hay forma de garantizar que las megafactorías porcinas funcionen sin generar daños al ambiente y a la salud humana”. La sentencia surge a partir del análisis de decenas de investigaciones científicas respecto del impacto en la salud socioambiental de las megagranjas de cerdos en países vecinos como Chile, potencias económicas como Estados Unidos o China, y economías europeas como la de España. “¿Por qué China se saca de encima estos modelos de producción si dan tanto trabajo? ¿Si son tan buenos para las economías regionales? ¿Si son tan inocuos para la salud?”, lanza preguntas Damián Verzeñassi, director del Instituto de Salud Socioambiental (Inssa), sobre el acuerdo porcino durante la entrevista con Tierra Viva y las respuestas las detalla a partir del informe que coordinó y se publicó recientemente como La salud hecha un chiquero.
Junto a un equipo de diez especialistas del instituto de la Facultad de Medicina de Rosario y del Centro de Investigaciones del Medio Ambiente de la Universidad de La Plata, entre ellos, Damián Marino, Lucas Alonso y Lucía Enriquez; revisaron la bibliografía científica presente en los principales países productores de porcinos para poner sobre la mesa los impactos en la salud ambiental y comunitaria de las megagranjas que el gobierno nacional, a través de la Cancillería a cargo de Felipe Solá, busca instalar en el país para cerrar un acuerdo comercial con China.
“El acuerdo con China es una continuación de la política de traspaso de industrias contaminantes de los países enriquecidos a los empobrecidos, en lo que denominamos la geopolítica de la enfermedad“, denuncia el informe del Inssa y el Centro de Investigaciones del Medio Ambiente. Y precisa el modelo de producción que pretende multiplicarse en el país: “Se aglutinan animales que son alimentados a base de cereales (predominantemente transgénicos), antibióticos que previenen parcialmente las enfermedades que el hacinamiento provoca y actúan como promotores del crecimiento en conjunto con hormonas y metales pesados; con una producción de desechos por unidad de superficie extraordinaria, imposible de controlar a través de procesos naturales”.