Si alguien dice que detrás de esas tiernas arrugas y unas tibias sonrisas, debajo de las ganadas canas y un sinfín de premios se esconde alguien que coqueteó (hasta el límite) con excesos y una película logró salvarlo ¿creerían que estamos hablando de Martin Scorsese? O ¿Robert de Niro? O ¿ambos? Difícil de creer, pero, vamos a repasarlo…
Pisaban los finales de los setenta y el renombrado director no lograba dar –ese- gran salto, ya tenía en su poder el reconocimiento de sus colegas y grandes pasos artísticos, sin embargo, en septiembre de 1978, luego de un conflictivo divorcio y una situación delicada, luego de interminables fiestas y poco descanso, es ingresado a emergencias con una severa hemorragia interna, se llegó a temer por su vida.
Robert de Niro tenía ahora en su poder el guion de ‘toro salvaje’ la desenfrenada vida del campeón mundial de boxeo del año 1949 Jake LaMotta. El actor estaba obsesionado con la historia, ya había insistido varias veces en hacer esa película hasta que el director le dio el visto bueno, ahora ya contaba con un guion, pero el director, luego del pesado fracaso de ‘New York, New York’ del año 1977, no tenía margen de error, otro fracaso en las taquillas y sería historia.
Paul Schrader, luego de escribir ‘taxi driver’, sería la segunda película para el director. Sin embargo, en una isla de st. Martin, el actor y director se instalaron a reescribir gran parte del guion.
Veinte semanas de filmaciones llevó la película, diez para las increíbles escenas de boxeo y el resto para que De Niro haga de las suyas, yendo a Francia e Italia a engordar treinta kilos para el final de la película.
Grabada en blanco y negro (única vez en la historia de Scorsese que lo hizo) señalaba una alabanza a los años cuarenta y cinco, señalando al gran Elia Kazan.
La película se resume con genialidad en una sola imagen, la del boxeador entrando en calor, sólo, sobre el ring, sin nadie en su esquina y sin nadie en el público. Autodestructivo, violento, autocompasivo, desenfrenado, arrogante, con complejos de inferioridad, todo eso, era la eruptiva vida de LaMotta, claro que de Niro tenía razón en obsesionarse con él.
Robert de Niro estaba tan obsesionado que hizo la vida de un boxeador de manera literal, entrenando como uno, incluso, participó de tres peleas oficiales en las que ganó dos, y terminó con el tabique roto en otra. También, en una pelea doméstica con Joe Pesci, decidieron que los golpes fueran reales, sin escrúpulos, resultado: Pesci terminó con una costilla rota.
Para lograr de manera ejemplar el ruido de los puñetazos, utilizaron melones y manzanas, para exagerar los flashes de las tribunas se utilizaron dispararos al aire reales, para que el fogonazo se vea mejor. Hablando de las escenas del ring, el director sólo utilizó una cámara para toda la película.
Ya que se lo nombra, casi como obviedad, Joe Pesci entrega un tremendo personaje, también Frank Vicent.
Para entender el tremendo momento del cine de esa época (para los que aplauden cualquier cosa en la actualidad) tengan en cuenta lo siguiente: la película fue nominada a 8 premios óscars, sólo ganó con mejor actor y mejor montaje, pero increíblemente perdió en la principal frente a ‘gente corriente’ de Robert Redfort, también quedaron afuera: ‘el hombre elefante’ de David Lynch, y ‘Tess’ de Roman Polanski, películas que están en extinción.
Vean esta obra de arte, para mi gusto, de par a par con ‘el rey de la comedia’.
La pueden pedir por cualquiera de sus redes a: la-peli-que-quieras
No dejen de verla.