El operativo de fumigación con puertas y ventanas abiertas, “una medida extrema” según aseguran desde el municipio “no solo mata el mosquito Aedes aegypti sino que también un montón de otros insectos”. Mientras Salud pública se encuentra con recursos reducidos, es el municipio quien está a cargo. ¿Los extremos son buenos?
La subsecretaria de Salud ciudadana del Municipio de la termal, Melisa Kolesnik, nos brinda algunos detalles al respecto: ”Los engranajes del motor de la máquina que se utiliza para fumigar, se empastan y el operativo requiere de un mantenimiento” con un constante cambio de piezas. Si se empastan los engranajes de la máquina, ¿El riesgo de respirar el producto, también será extremo?
¿Qué respiramos cuando el veneno ingresa dentro de las viviendas?
En el mes de octubre estará lista la vacuna de un laboratorio japonés, y la lógica guarda cierta similitud con lo ocurrido durante la pandemia: ¿Qué es más riesgoso, la cura o la enfermedad? La confianza en los laboratorios privados quienes obtuvieron ganancias extremas durante tiempos pandémicos, es inquietante. El sector farmacéutico produce desde vacunas, hasta venenos, agrotóxicos, semillas modificadas genéticamente, y los medicamentos para todos los males que lo anterior produce.
“Es voluntad del municipio cuidar la salud de la población y el bienestar de la gente por encima de las condiciones económicas y políticas” aseguró quien está a cargo de este operativo que busca “matar al mosquito volando”. Surgen varias preguntas si se usa el sentido crítico, por ejemplo: ¿Y si el mosquito no está volando?
La ingeniera del municipio Melisa Kolesnik comenta que en Sáenz Peña se producen interrupciones en el operativo debido al mantenimiento que necesita la máquina fumigadora: “Todos los días al final del uso cuando se termina de hacer las fumigaciones la maquina necesita una limpieza interna, porque imagínense que está generando una niebla y mezclando combustible y mezclando productos, y eso queda como una cera pegada en la máquina. Tenemos que estar comprando repuestos casi todas las semanas”.
Según lo dicho en la página oficial municipal, si hay que tapar los bebederos de las mascotas y los alimentos por precaución, y “desenchufar electrodomésticos, ya que el insecticida contiene gasoil”, ¿Lo que empasta la máquina puede empastar a las personas?
¿Se justifica esta exposición al producto químico para controlar la situación actual del dengue? ¿Cuál es la situación actual del dengue? ¿La que informa la agenda mediática de los grandes capitales vinculados a los laboratorios?
La ingeniera Kolesnik aseguró que no están “tirando irresponsablemente algo que pueda generar un daño en la población”, y que el operativo “es aprobado por salud pública”. Y agregó que lo que sale de la máquina no es lo que está produciendo que la máquina se empaste: “Son dos cosas distintas, el motorcito de la máquina que sería como una especie de un motor de moto, cuando se genera calor se empasta. Lo que sale ya está, se mezcla” … (¿?).
Para aclarar esto último recurrimos al sentido crítico, una vez más, o al sentido común: Desde la página oficial del municipio se informa que el gasoil puede quedar en las superficies, entonces. Lo que sale de la máquina sería -en oposición a lo manifestado por la ingeniera- también lo que la empasta, y el calor del motor es lo que produce que se empaste el mismo…
Entre las recomendaciones de la página oficial del municipio se detalla “abrir las puertas y ventanas de la casa; retirar a las personas y mascotas del lugar; tapar alimentos y agua de consumo directo; y desenchufar electrodomésticos, ya que el insecticida contiene gasoil”.
“Este tipo de Operativo de fumigación aérea, es realizado a través de la aplicación de insecticidas de banda verde, aprobados por Salud Pública”. ¿Se puede confiar en el ministerio de Salud pública de un país que es campeón del mundo en agrotóxicos?
En tiempos post- pandémicos donde la “Salud pública” y estos temas/debate generan muchísimas preguntas, insistimos, si se tiene sentido crítico, parece que el denominador común actual es siempre la intervención drástica en lugar de las soluciones de fondo. Replantear el modelo de producción argentino que nos deja en emergencia sanitaria, social y económica, es una alternativa al colapso. Algunos datos a tener en cuenta:
1. Los agrotóxicos especialmente el glifosato matan a los anfibios que son predadores de las larvas de mosquitos.
2. Los mosquitos han hecho resistencia a los venenos que están en el ambiente todo el tiempo.
3. Los BIOCIDAS afectan la inmunidad de las personas.
4. Producto del desmonte, no hay monte. Allí vivían los mosquitos, las vinchucas, etc.
Estos últimos 4 puntos son afirmaciones de la doctora María del Carmen Seveso, autora del libro “Resistiendo al modelo agrobiotecnológico – para evitar la complicidad de las víctimas-“, e integrante de la Red de Salud Ramón Carrillo.
El debate entre el conocimiento científico a favor de la humanidad y la ciencia hegemónica que responde a intereses económicos y geopolíticos está abierto. El daño ambiental y de salud que está generando a nivel global las prácticas de producción extractivista va creando ambientes inhabitables, suelos muertos y enfermedades crónicas que ensanchan las ganancias de los laboratorios en detrimento de prácticamente toda la población.
Aunque “el veneno es un insecticida de grado Domi sanitario, que se puede aplicar donde está la población, pensado diseñado y fabricado para eso, para estar en contacto donde están las personas, producido por una empresa privada”, según la ingeniera a cargo del operativo en Sénz Peña, preguntarnos sobre las prácticas diarias para erradicar un virus cuando todo lo demás está patas para arriba, es un ejercicio saludable.
Y en Sáenz Peña aunque no hay carteles de peligro en los reservorios de agua donde se ahogó un niño la última semana de vacaciones de invierno, “como no había presupuesto en Salud pública para el Operativo dengue, se propuso desde el municipio poder realizar un control, un rociado espacial que es la última instancia y la instancia más drástica de las directrices de cómo controlar una epidemia de dengue como la que estamos viviendo ahora”, según Kolesnik quien confirma que es necesario preguntar: ¿En base a qué criterios se priorizan las obras municipales?