Hace pocos días, el Proyecto Tatú Carreta a cargo de investigadores del CONICET, logró por primera vez la captura de un ejemplar dentro de un área nacional protegida. Luego de la instalación del dispositivo de seguimiento satelital, el tatú fue liberado en el mismo sitio de su captura, desde donde será monitoreado para obtener información valiosa sobre su especie, especialmente se pretende conocer qué sucede cuando el hábitat del tatú carreta es sometido al manejo forestal y la forma en que el desmonte lo afecta.
En entrevista con Manuel Crosta, del Parque Nacional El Impenetrable, nos recordó que la especie es considerada un emblema de nuestra fauna, propio de árboles de madera duras y del clima seco. Como antecedente de la investigación, nos cuenta que en el año 2022 se ha hecho el seguimiento de dos ejemplares hembras en la zona aledaña a Loro Hablador, pero que esta es la primera vez que el monitoreo del armadillo -considerado el de mayor tamaño- se dará en Argentina dentro de un área protegida.
Nos informa que desde 2017, el CONICET desarrolla una investigación de esta especie a lo lardo del corredor biológico de conservación del Chaco Seco, que abarca el Parque Nacional El Impenetrable, el Parque Natural Provincial Loro Hablador y Fuerte Esperanza, el Parque Nacional Copo (en el extremo noreste de la provincia de Santiago del Estero) y la Reserva Copo, ligada al Parque Nacional del mismo nombre.
Preguntado sobre lo invasivo que podría resultar el implante colocado para el monitoreo, refiere que se trata de un dispositivo pequeño de geolocalización que se aplica sobre un pliegue de su fisonomía, sin comprometer tejidos de ningún tipo.
En respuesta al tiempo que será necesario para obtener la información que se busca, indica que esto viene aparejado al momento de la captura, estimando que en un mes y medio aproximadamente, el dispositivo caerá de su cuerpo y será recuperado del terreno para la relevación de datos que permitirán realizar las comparaciones.
El objetivo es comparar qué pasa dentro del Parque Nacional (donde la especie está en su ambiente natural y no es sometida a manejo forestal ni presiones antrópicas o actividades económicas negativas que alteran los ecosistemas originales) con los datos relevados, por ejemplo, de las especies estudiadas que habitan alrededores del parque Loro Hablador, donde existen actividades de extracción forestal.
Nos cuenta que desde la Administración de Parques Nacionales se intenta brindar todo el apoyo posible a los trabajos de investigación, brindando -dentro de sus posibilidades- el equipamiento disponible, con la finalidad de poder conocer exactamente lo que tenemos en nuestros montes, para poder así continuar tomando decisiones en la gestión de la conservación de las especies.
Consultado por el papel de los pueblos originarios, informa que cerca del Paraje Nueva Población -casi límite Oeste con el Parque Nacional- viven vecinos de una comunidad wichi con los que se trabaja activa y conjuntamente en la toma de gran parte de las decisiones acerca del Parque.
Interrogado acerca de la primacía del conocimiento científico sobre el conocimiento origina/tradicional, considera que todo lo que tiene que ver en materia de conservación fue mutando a lo largo de la historia. Que originariamente el monte no era considerado más que monte, pero que la visión humana tiene actualmente en claro la importancia de la naturaleza y se viene reforzando el compromiso que tenemos -o debemos tener- para el cuidado de nuestra casa en común, que es el planeta.
Desde la creación del Parque Nacional El Impenetrable en el 2014, se busca salvaguardar la riqueza y la biodiversidad de la región, ofreciendo asimismo un destino turístico novedoso y con mucho potencial por desarrollar, si de naturaleza se trata.
Reconozcamos la importancia de este monitoreo puesto en marcha, ya que seguramente resultará fundamental para comprender la importancia de las áreas protegidas -nacionales y provinciales y otras que no han sido modificadas por la actividad humana- en la lucha por la conservación de nuestra flora y fauna, a la que pertenece el tatú carreta, que desde hace tiempo se encuentra en grave peligro de extinción por la deforestación, la captura ilegal y la caza.