El 11 de Septiembre de 1888, en Asunción del Paraguay, moría uno de los personajes mas ambiguos de la historia Argentina, tan censurable como esencial, tan xenófobo como visionario, ese día se apagaba la vida del padre de la educación pública Domingo Faustino Sarmiento. Nació el 15 de Febrero de 1811 en el barrio Carrascal de la ciudad de San Juan, a los 5 años ya leía de corrido y escribía, con solo 15 años se recibió de maestro y fundó su propia escuela en San Francisco del Monte de Oro, San Luis, donde todos sus alumnos eran mayores que él. En 1827 las tropas Federales de Facundo Quiroga invadieron San Juan, Sarmiento fue reclutado pero se sublevó y decidió enfrentarlos, por ello se unió a las tropas Unitarias del General Paz. Emigró a Chile donde ejerció la docencia hasta que en 1838 regresa a su provincia donde funda la “Sociedad literaria” y el periódico “El Zonda”. Por su oposición a Juan Manuel de Rosas debió exiliarse en Chile donde el ministro de educación lo envió a Europa y EEUU a estudiar políticas educativas, experiencia que plasmó en un libro. En 1845 edita “Facundo, civilización y barbarie” primera exteriorización de lo que luego sería su desprecio hacia indios, negros, gauchos y judíos. En 1851 ayuda a J.J.Urquiza para derrocar a Rosas y comienza una carrera política, en 1861 envía una carta Mitre donde dice “No trate de economizar sangre de gauchos, este es un abono que es preciso hacer útil al país, la sangre de esta chusma criolla incivil, bárbara y ruda, es lo único que tienen de seres humano”. En 1862 es electo Gobernador de San Juan, una de sus primeras medidas fue promulgar la ley de enseñanza pública, gratuita, universal y obligatoria, además de iniciar un ambicioso plan de obras, pero la sublevación y muerte de Chacho Peñaloza precipitaron su renuncia. Mitre lo designa embajador en los EEUU, estando allí se entera de la muerte de su hijo adoptivo combatiendo en Paraguay por lo que cayó en una profunda depresión. En 1868 gana las elecciones y es proclamado presidente de la nación, Sarmiento ejerció un gobierno fundacional, aplicó las políticas Estadounidenses de expansión del estado llevando a cabo revolucionarios planes de educación, telecomunicaciones y transportes. Se duplicaron las escuelas públicas y se cuatriplicó la cantidad de alumnos, se profesionalizó la formación docente, se realizó el primer censo nacional y fomentó la inmigración de hombres de ciencia y fuerza laboral. Sus verborrágicas declaraciones contrastaban con sus políticas, “Que los mendigos, huérfanos y ancianos se mueran, el estado no tiene caridad, son insectos que viven de los desperdicios”, o la que les dijo a las milicias “Si matan gauchos, cállense la boca, solo son animales bípedos de perversa condición”. Terminada su presidencia fue senador, al asumir dijo ante la cámara “Cuando decimos pueblo entendemos los notables, activos, inteligentes, somos gente decente, Patricios, no ha de verse en nuestra Cámara, ni gauchos, ni negros, ni pobres”. Por cuestiones de salud se trasladó a Asunción donde lo encontró la muerte el 11 de Septiembre de 1888, sus restos fueron sepultados en el cementerio de la Recoleta, ante su tumba, Carlos Pellegrini dijo “Se nos ha ido el cerebro más poderoso que haya producido la América”. Pese a que no es justo juzgar opiniones del siglo XIX con los ojos del Siglo XXI, llaman la atención por tratarse de un líder y quizás una de las mentes mas brillantes de nuestra historia, por otra parte sus palabras discriminatorias se contraponían con sus políticas inclusivas y sociales.